"UN BLOG PARA TODOS Y PARA NADIE

Bienvenidos:

Este es un blog dedicado a mí mismo, poco me importa si leen o no mis publicaciones. "Yo soy pretil junto a la corriente. ¡Agárreme el que pueda! Pero yo no soy vuestra muleta".

Sepan que he invertido cierta parte de mi tiempo en elaborar las publicaciones de este blog y si le sirve de provecho a alguien, ¡enhorabuena!

Los creyentes fanáticos e intolerantes no son bienvenidos en este lugar, vayan a arrojar sus inmundicias a otra parte (tampoco responderé a sus tonterías), pues yo "sé que me cortaron las alas, mas eso no me impedirá elevarme por encima del cielo".

Los predicadores de cualquier índole religiosa, son mis enemigos, y con esto no me refiero a las víctimas de la religión ni a los cristianos liberados, quienes creen en dios según su capricho; tampoco a los que no leen o interpretan las "sagradas" escrituras según su conveniencia. Tengo aún menos consideración por quienes asisten a "retiros espirituales" y "misas" con el único fin de "evangeligar". Estos no son mis enemigos, a lo mucho son comediantes de la "divinidad".

Recomiendo a mi reducido número de lectores un poco de paciencia, ya que encontrarán algunas publicaciones extensas. "¡No arrojes al héroe que hay en tu alma! ¡Conserva santa tu más alta esperanza!"

Por último, quiero proclamar, en nombre del conjunto gregario humano, lo siguiente:

"Creo en la redención de la humanidad: la detonación de la bomba del juicio final".

sábado, 21 de mayo de 2011

LOS ATEOS TIENES UNA MEJOR VIDA SEXUAL QUE LOS CREYENTES



Los ateos tienen mejor vida sexual que la gente religiosa, que se atormenta con la culpa durante el coito y tiempo después, según han descubierto investigadores de la Universidad de Kansas, en EEUU. Según una encuesta realizada a 14.500 estadounidenses, los no creyentes son más propensos a hablar de sus fantasías sexuales y están más satisfechos con sus experiencias.

Los ateos no experimentan el sentimiento de culpa por sus experiencias sexuales.
  • En tierra de nadie: Sexo ateo, sexo satisfactorio (aún más)
  • Los ateos y agnósticos saben más sobre religión que católicos y protestantes (28.09.10)
  • Una juez abre diligencias contra los convocantes de la "procesión atea"(14.04.11)
Creyentes y no creyentes admiten que realizan las mismas actividades como masturbación, ver pornografía, sexo oral y tener aventuras, informa The Daily Mail. Pero los seguidores de cualquier religión no disfrutan sus experiencias tanto como deberían debido al estigma creado por sus sistemas de creencias, según el estudio, ya que experimentan intensos sentimientos de culpa después de llegar al climax.
Los resultados surgen de una encuesta llamada 'Sexo y secularismo' realizada a más de 14.500 personas en EEUU, llevada a cabo por los psicólogos Darrel Ray y Amanda Brown de la Universidad de Kansas.
Todos los encuestados tenían en común tener sexo el mismo número de veces a la semana, ya que la encuesta se centró en personas con una actividad sexual similar en una edad cercana.
Según la encuesta, la gente religiosa y devota puntuaban su vida sexual mucho más bajo que los ateos. También admiten fuertes sentimientos de culpa después. 
Las seguidores de religiones estrictas como mormones puntuaban más alto en la escala de la culpa sexual. Su puntuación llegaba a 8,19 puntos de 10, seguidos de cerca por los Testigos de Jehova, los seguidores de la Iglesia de Pentecostés, los adventistas del Séptimo Día y los baptistas.
Los católicos puntuaron su culpa sexual en un 6.34 mientras que los luteranos se quedaron en un 5,88. En cambio, los ateos y agnósticos puntuaron su culpa en 4.71 y 4.81, respectivamente.
El estudio encontró una relación directa entre unas mayores creencias religiosas y sentimientos de culpa sexual. De la gente que creció en hogares muy religiosos, un 22, 5 por ciento indicaban que estaban avergonzados de masturbarse comparado con sólo el 5,5 por ciento de gente que se sienten de esta manera y han sido educados en hogares menos religiosos.
Sin embargo, aquellos que han perdido su fe y se convierten en ateos señalaron que han tenido una mejora significativa de satisfacción sexual. La gente que ha dejado sus creencias religiosas señalan que sus vidas sexuales han "mejorado mucho" y puntúan sus nuevas experiencias con un 7,81 de 10.
"Pensábamos que la religión tendría efectos residuales en la gente después de dejarla, pero nuestros datos indican que no es así. Fue una sorpresa agradable. La inmensa mayoría no mostraba signo de ello y siguen con sus vidas sexuales bastante bien", explica Darrel.
Y añade que "nuestros datos muestran que la gente se siente muy culpable sobre su comportamiento sexual cuando son religioso, pero eso no les para: sólo les hace sentirse mal. Desde luego, tienen que volver a la religión para obtener el perdón. Es como si la iglesia te generara la enfermedad, y luego te ofreciera la cura".


domingo, 1 de mayo de 2011

LUDWIG FEUERBACH (1804-1872)


Ludwig Feuerbach: "El Deconstructor de Dios"

  •  "Cuanto más vacía es esta vida, tanto más completo y exuberante es Dios. El despojo del mundo real y el enriquecimiento de la divinidad, constituyen un sólo acto. Sólo el hombre pobre tiene un Dios rico. Dios surge de la sensación de una deficiencia... por eso la sensación inconcebible del vacío y de la soledad necesita de un Dios en que haya una comunidad, una unión de seres que se quieran de un modo extraordinario".  
  • "La idea de Dios en la religión se constituye en el anhelo que se puede alcanzar en el más allá frente a la imposibilidad de la satisfacción de necesidades en esta vida, en la vida del más acá. Por ello es que el hombre encuentra en la religión cristiana un lugar de refugio y un alivio frente al desamparo y los sufrimientos"

Su vida:

Nació en Landshut (Baviera). Tras estudiar teología en Heidelberg y filosofía en Berlín con Hegel, se adhirió al ala radical del hegelianismo, de la que fue durante algún tiempo el más significado representante. Sus pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad, que aparecieron anónimamente en 1830, constituyen la primera manifestación de su lucha contra la teología en cuanto tal. Retirado desde 1836 en Bruckberg, se dedicó a estudios de historia y crítica religiosa y filosófica, alcanzando gran predicamento, sobre todo entre los jóvenes hegelianos, que lo consideraron como su indiscutible maestro. Aun cuando se fue separando cada vez más de Hegel, la huella de éste no desapareciónunca totalmente. El vocabulario de Feuerbach fue, hasta el final de su vida, esencialmente hegeliano. En uno de los "fragmentos filosóficos" redactados durante los años 1843-1844, Feurbach escribió: "Mi primer pensamiento fue Dios; el segundo, la razón; el tercero y último, el hombre. El sujeto de la divinidad es la razón, pero el de la razón es el hombre" (Sämtliche Werke, ed. Wilhelm Bolin y Friedrich Jodl, II [nueva ed., 1959], pág. 388). Estas palabras pueden servir de fórmula para caracterizar la entera evolución filosófica de Feuerbach. El "tercer pensamiento" es el más importante en su obra y el que ejerció mayor influencia. La teología, y aun la propia filosofía, debe convertirse en "antropología", en ciencia —filosófica— del hombre, única capaz de aclarar los "misterios" teológicos y probar que se trata de "creencias en fantasmas". La teología "común" descubre sus fantasmas por medio de la imaginación sensible; la teología especulativa los descubre por medio de la abstracción no sensible, pero ambas teologías yerran porque no alcanzan a descubrir lo real. Debe reconocerse, escribe Feuerbach en sus aforismos titulados "Para la reforma de la filosofía", que "el principio de la filosofía no es Dios ni el Absoluto, ni el ser como predicado de lo Absoluto o la Idea — el principio de la filosofía es lo finito, lo determinado, lo real" (op. cit., pág. 230). Lo infinito, en todo caso, es pensado por medio de lo finito. Por eso "la verdadera filosofía" no se ocupa de lo infinito como finito, sino de lo finito como infinito — es decir, del hombre como realidad absoluta. Para partir de este principio, y a la vez llegar a este resultado, Feuerbach consideró necesario desenmascarar la teología especulativa de Hegel, pues a su entender el fantasma de la teología recorre de punta a punta el pensamiento hegeliano. Debe denunciarse sobre todo la supuesta objetivación del espíritu por medio de la religión. Frente a la tesis de la producción del mundo por el espíritu, Feuerbach sostiene que este último no es sino el nombre que designa el conjunto de los fenómenos históricos y, en último término, el nombre que designa el universo, esto es, la Naturaleza, la cual es la realidad primaria. La inversión de la tesis hegeliana no impide, sin embargo, reconocer el valor de lo espiritual; como última y más elevada manifestación de la Naturaleza el espíritues el valor superior. Pero el espíritu nace del hombre en cuanto ser natural; todas las entidades trascendentes no son más que hipóstasis de los conceptos humanos. El hombre se diferencia de un mero ser natural en que es capaz de pensar seres infinitos, mas este pensamiento de la infinitud no demuestra la efectiva existencia de los universales filosóficos y religiosos. El hombre crea sus dioses a su imagen y semejanza; los crea de acuerdo con sus necesidades, deseos y angustias. Las formas de la divinidad en cada una de las culturas y en cada uno de los hombres son signo de sus tendenciasíntimas, modos de su secreta autenticidad. Pero justamente por ello, el contenido de las religiones no debe ser simplemente criticado, sino comprendido. La reducción de la teología a la antropología es la condición fundamental para la comprensión de la historia y del hombre. La tesis de la naturalidad del hombre no anula para Feuerbach la tesis de su historicidad y de su "espiritualidad", mas esta espiritualidad no es entendida ya, como en Hegel, por la participación de lo natural en el espíritu, sino por la concepción de éste como la ultima etapa, como la forma valiosa de la Naturaleza. La critica de la religión, el estudio psicológicohistórico del origen de las religiones conduce al ateísmo, pero, en primer lugar, el ateísmo no es una actitud natural, sino el producto de una realidad histórica, y, en segundo término, este ateísmo no consiste en la supresión pura y simple de la religión. El ateísmo es para Feuerbach el estado en que el hombre llega a la conciencia de su limitación, pero, a la vez, de su poder. La limitación es dada por la conciencia de su inmersión en la Naturaleza; el poder, por el conocimiento de este mismo estado, por el hecho de poder liberarse, finalmente, de lo trascendente. Por eso el ateísmo de Feuerbach, lleno de idealismo ético, es una negación de la divinidad que pretende asimilarse el contenido de las creencias, "la verdadera y auténtica interpretación del cristianismo". Por la asimilación del contenido espiritual de la religión, por la afirmación de la plena conciencia del poder y de la limitación del hombre, la filosofía de Feuerbach tiende sensiblemente a convertirse en un culto a la humanidad. "La existencia, la vida es el bien supremo, la suprema Naturaleza — el Dios primigenio del hombre" (Das Wesen der Religión. Ergänzungen und Erläuterungen [1845]. S. W. VII, pág. 391). En consonancia con su concepción del hombre y de la Naturaleza, Feuerbach desarrolló una teoría sensualista del conocimiento, acaso más acentuada por la oposición a Hegel. Sin embargo, la sensibilidad no es para Feuerbach una negación de la razón, sino su fundamento. La razón debe ordenar lo que la sensibilidad ofrece; sin la razón no hay propiamente conocimiento, pero sin la sensibilidad no hay ninguna posibilidad de alcanzar el menor saber verdadero. En su última época, Feuerbach pareció adherirse al materialismo tal como era representado, entre otros, por Moleschott. La filosofía de Feuerbach, especialmente su crítica de la religión dogmática y la derivación del culto a la humanidad, alcanzó pronto una difusióni extraordinaria. Los hegelianos de izquierda, entre ellos Engels y Marx, se manifestaron en sus primeros tiempos entusiastas feuerbachianos. De este modo dicha filosofía ha influido no sólo sobre la teología protestante crítica, sino también sobre el marxismo. Aparte estas influencias difusas en el pensamiento general de la época, están más o menos próximos a Feuerbach, Max Stirner, F. Th. Vischer y, más recientemente, Friedrich Jodl.