Anton Szandor Lavey: "El guía cojitranco"
- "Todas las religiones de naturaleza espiritual son invenciones del hombre. Éste ha creado todo un sistema de dioses sin otra ayuda que la de su cerebro carnal. Solo porque tiene un ego y no puede aceptarlo, ha tenido que exteriorizarlo en un gran artificio espiritual al cual llama Dios”.
- "Dios puede hacer todo lo que al hombre le está prohibido hacer —tales como matar gente, hacer milagros para gratificar su voluntad, ejercer control sin ninguna responsabilidad aparente, etc. Si el hombre necesita tal dios y reconoce a ese dios, entonces está adorando una entidad que ha inventado un cerebro humano".
- "Con todos los debates acerca de si Dios ha muerto o no, si no lo está, ¡mejor que vaya a CUIDADOS INTENSIVOS!"
El Dr. LaVey está capacitado de modo singular para escribir la historia del nuevo Diabolismo. Estadounidense de ascendencia gitana, rumana y alsaciana, desde muy temprana edad hizo gala de la inquietud característica de sus ancestros nómadas y mostró una simpatía inusual por su tradición arcana y mundana. Su temprana preocupación por las ciencias militares lo motivaron a leer diversas publicaciones logísticas de la Segunda Guerra Mundial, sólo para descubrir que las visiones de gloria militar que caracterizaron la primera guerra mundial habían cedido lugar al realismo mercenario y desapegado durante la segunda conflagración. Sus experiencias como estudiante nada hicieron para borrar el sabor de esta primera muestra del cinismo humano, y la creciente impaciencia de LaVey con la regimentación estéril de la educación convencional lo llevarían a buscar los extraños encantos surrealistas del circo. Ayudó a Clyde Beatty como domador de animales salvajes y muy pronto desarrolló una fuerte afinidad por los grandes felinos, misma que marcaría de una manera bastante curiosa su personalidad. Todas las criaturas animadas son básicamente bestiales — razonaba LaVey— y lo único que logran los órdenes sociales más refinados es, cuando mucho, una supresión endeble de este salvajismo innato. Del circo pasaría a las ferias ambulantes —carnivals— donde el brillo de las artes escénicas estaba matizado con la lucha cotidiana por conseguir el sustento diario. Aquí LaVey trabajó en un mundo patético pero digno, poblado de rebeldes, fenómenos, patiños, y rarezas humanas; y aprendería el arte de la magia de escena, cuyo éxito depende de el nivevl de distracción que logre inducir en la atención de su audiencia. Observaría, no sin cierta dureza, la fascinación que el hombre "normal" parece tener por sus camaradas deformes —regodeándose de satisfacción al ver cómo la desgracia se ensaña con su prójimo en lugar de ensañarse con uno mismo. Al interesarse cada vez más en este cruel y licantrópico atributo de la naturaleza humana, decidió estudiar criminología en la univrsidad, e incluso llegó a trabajar en calidad de fotógrafo con el Departamento de Policía de San Francisco. Como profesional de circo había tenido la oportunidad de contemplar el lado carnal del hombre en su faceta más artística; ahora lo experimentaría en su aspecto más violento y salvaje. Tres años de vivir día a día con la sangre, brutalidad y abyecta miseria que permean la subcultura criminal lo dejaron hastiado, enfermo, desilusionado y leno de ira hacia la hipocresía imperante de la sociedad amable. Para ganarse la vida, se dedicó a tocar el órgano de tubos y dedicó gran parte de sus esfuerzos a lo que habría de convertirse en la labor de su vida —la Magia Negra LaVey había rechazado desde hace mucho tiempo desde hace mucho tiempo los tratados estereotípicos sobre hechicería ceremonial por ser meros productos histéricos de imagnaciones medievales. El “Viejo Culto”, con sus supersticiones, ademanes afectados y sus juegos de salón infantiles no son para nosotros; lo que buscamos es una psicología metafísica que atraiga al hombre intlectual únicamente después de haberle dado a sus orígenes brutales y animales las consideraciones apropiadas Esta es la razón por la cual nuestro símbolo es la Cabra de Mendes. Satán es, desde lejos, la figura más enigmática de la literatura. Poseedor de toda riqueza imaginable, y siendo el más poderoso de los Arcángeles, rechazó con desdén su excelsa lealtad para proclamar su independencia de todo lo que representaba su Jefe Celestial. Aunque condenado al más espantoso de los dominios, un Infierno absolutamente rehuído por la divinidad, aceptó tales privaciones como la carga de su prerrogativa intelectual. En su Imperio Infernal uno podrá complacerse impunemente en los placeres más extraordinarios, sin embargo en medio de tal licenciosidad desenfrenada, el Diablo ha mantenido una nobleza peculiar. Esta cualidad evasiva fue con la cual decidimos identificarnos. Este es el principio guía del Satanismo: que la la consecuencia definitiva del hombre yace no en la unidad sino en la dualidad. Únicamente la síntesis decide los valores; la adherencia a un orden único es arbitraria y, por tanto insignificante. Michael A. Aquino.
La Iglesia de Satán:
En la noche del 30 de abril del año 1966, LaVey se afeita completamente la cabeza y funda la Iglesia de Satán en California. Según su sistema, este día es el primero del año 1 del reino de Satanás.
A pesar de la gran creencia popular sobre el satanismo, el satanismo de Anton LaVey y su iglesia no podría diferir más de esta. Nada tiene que ver con hacer sacrificios o venerar a la figura del diablo, sino que Anton LaVey con su filosofía acusa al cristianismo de ser una plaga en la tierra que atemoriza, reprime y no deja pensar a millones de personas, muy similar a las teorías del filósofo Friedrich Nietzsche y niega la figura del diablo o Satán como un ser malvado con cuernos y rabo, acusando al cristianismo de ser el único creador de esta imagen para atemorizar a la gente y de esta imagen ser la mayor benefactora del cristianismo en la Tierra. Sin embargo cree en Satán como la representación de la inteligencia y la humanidad en la Tierra y se refiere a su descripción como mito, en la que Satán era un ángel de Dios y pensó por sí mismo y se rebeló contra Él. El satanismo de Anton LaVey y su iglesia promueve la humanidad y la libertad y reniega a toda costa del cristianismo, además de renegar de los sacrificios y profanaciones que otros proclamados satánicos realizan, a los que acusa de ser tan estúpidos como los cristianos y de dar un mal nombre al satanismo. Para diferenciarse de los más comúnmente conocidos satánicos que nada tienen que ver con su iglesia, a menudo los seguidores del satanismo de LaVey son denominados satanistas y no satánicos. Cree en la dualidad entre el bien y el mal de este mundo y dice que el satanismo es exactamente eso, la unión de extremos, como el Yin y yang ya que sin bien no habría mal y sin mal no habría bien. Además la Iglesia de Satán tiene toques muy oscuros que pueden ser asociados con el satanismo de la creencia popular, como la vestimenta y el uso de pentagramas o estrellas de cinco puntas y las cruces invertidas. Además la Iglesia de Satán cree en la magia y realiza rituales, aunque son de caracter espiritual. El símbolo principal de la Iglesia de Satán es el pentagrama o estrella de cinco puntas, la cual representa muy bien la unión de extremos y la humanidad, siendo igual esta que la obra de El Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci que representa al hombre y la humanidad en el mismo dibujo.
Sus libros: "La Biblia Satánica", "The Satanic Rituals", "The Complete Witch, or, What to do When Virtue Fails", "Devil´s Notebook" y "Satan Speaks!"
de todas maneras el satanismo laveyano no es 100% racionalista y simbolico por que tanto lavey como michael aquino (seguidor de lavey que despues fundo el templo de set) creian en "las energias y la utilizacion de la magia para conseguir cosas especificas" y desde un punto de vista cientifico y racional eso no tiene sentido.
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