"UN BLOG PARA TODOS Y PARA NADIE

Bienvenidos:

Este es un blog dedicado a mí mismo, poco me importa si leen o no mis publicaciones. "Yo soy pretil junto a la corriente. ¡Agárreme el que pueda! Pero yo no soy vuestra muleta".

Sepan que he invertido cierta parte de mi tiempo en elaborar las publicaciones de este blog y si le sirve de provecho a alguien, ¡enhorabuena!

Los creyentes fanáticos e intolerantes no son bienvenidos en este lugar, vayan a arrojar sus inmundicias a otra parte (tampoco responderé a sus tonterías), pues yo "sé que me cortaron las alas, mas eso no me impedirá elevarme por encima del cielo".

Los predicadores de cualquier índole religiosa, son mis enemigos, y con esto no me refiero a las víctimas de la religión ni a los cristianos liberados, quienes creen en dios según su capricho; tampoco a los que no leen o interpretan las "sagradas" escrituras según su conveniencia. Tengo aún menos consideración por quienes asisten a "retiros espirituales" y "misas" con el único fin de "evangeligar". Estos no son mis enemigos, a lo mucho son comediantes de la "divinidad".

Recomiendo a mi reducido número de lectores un poco de paciencia, ya que encontrarán algunas publicaciones extensas. "¡No arrojes al héroe que hay en tu alma! ¡Conserva santa tu más alta esperanza!"

Por último, quiero proclamar, en nombre del conjunto gregario humano, lo siguiente:

"Creo en la redención de la humanidad: la detonación de la bomba del juicio final".

jueves, 24 de marzo de 2011

FERNANDO VALLEJO RENDÓN (1942)


"El Librepensador" 

  • ¡Cristianos víctimas! ¡Víctimas nosotros de ellos! Nosotros los librepensadores, los libertarios sexuales, los que queremos y defendemos a los animales, los judíos, los herejes y las brujas, los de la verdadera caridad, los de alma grande, que llevamos mil setecientos años aguantándolos! 
  • A Justino Mártir le preguntaron que por qué los cristianos que él defendía tanto no se suicidaban para llegar lo más pronto posible a Dios. A lo cual contestó: "Si lo hiciéramos estaríamos actuando contra la voluntad del Señor". Pues lo que no supo contestar este hipócrita es lo que les quiero volver a preguntar ahora a los dos mil millones de cristianos que hoy contaminan la tierra: ¿Por qué si quieren tanto a Cristo no se suicidan para que se vayan a reunir de inmediato con él en su gloria? 
  • “Odio la pobreza. Por ruin y roñosa, indolente y perezosa, altanera y servil. Y por ignorante además. El pobre no lee, no estudia, no progresa, no se quiere superar. Viven en bidonviles, tugurios, vecindades, favelas, y el trabajo les causa horror. Todo lo esperan del patrón o el gobierno, o de usted o de mí. Otras veces se dan a rezar y se encomiendan a la Virgen del Cobre, y sentados en sus respectivos culos aguardan la lotería, algún milagro alcahueta, o que les hagan la revolución. Por eso no quiero al pobre. ¿Que pinte una pared? Empuerca la alfombra. ¿Que limpie la alfombra? Empuerca la pared. Deja sobre mi tapiz fino y caro, el gobelino, sus dedos pegajosos, pringosos, huellas digitales de criminal. ¿Por qué serán así? Su paladar no detecta el caviar, el salmón, las trufas; sólo sabores burdos: arroz y frijoles. En cuanto al tacto, no distinguen ni el algodón: el lino y la seda se les hacen fibras sintéticas. Y si se les da universidad entran en huelga. La pobreza cohabita con la ignorancia; duermen amancebadas en profusión de olores bajo el mismo techo, sobre el mismo lecho, y se multiplican por diez. El pobre nada tiene y si algo tiene, un cuerpo astroso, lo cuida como si fuera de oro, que ni de rico: con mañas de prevención. Que yo no hago esto, que menos lo otro, que no soy eso, que qué se cree usted. Por eso no quiero al pobre. ¿Por qué serán así?”


BIOGRAFÍA: 

Nació en Medellín (Colombia) el 24 de octubre de 1942, es un escritor y cineasta naturalizado mexicano en el 2007. Ha recibido numerosos reconocimientos por sus obras incluido el Premio Rómulo Gallegos y es considerado un personaje controvertido por sus agudas críticas especialmente hacia la Iglesia Católica, la falsa moral, la física y los formalismos.

Hijo legítimo del ex ministro de Fomento, ex senador de la república, ex ministro de desarrollo, ex miembro de la constituyente de Colombia, ex presidente del Directorio Conservador de Antioquia, ex secretario de gobierno, director del periódico El Poder y abogado conservador Aníbal Vallejo Álvarez.
Nació y creció en la ciudad de Medellín. Aficionado a la música, llegó a ser un pianista excelente. Su gusto por Mozart, Chopin, Gluck y Richard Strauss es destacable. Después de un año de estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, se licenció en Biología en la Universidad Javeriana. Viajó a Europa para estudiar cine en Italia, en la Escuela Experimental de Cinecittá.
El 25 de febrero de 1971 Vallejo se transladó a Ciudad de México, donde produjo la totalidad de su obra. Desde entonces no ha vuelto a vivir en Colombia.
En septiembre del 2009 Fernando Vallejo fue galardonado con el doctorado causa honoris de la facultad de ciencias humanas de la Universidad Nacional de Colombia, después de un extenuante trabajo debido a la polémica en torno a su obra.
En abril de 2007, obtuvo la nacionalidad mexicana y el 8 de mayo del mismo año renunció a la colombiana. Una declaración suya publicada por Caracol Radio el mismo día de su renuncia a la ciudadanía colombiana dio la vuelta al mundo y causó reacciones encontradas en casi todos los medios de Colombia.
Al renunciar a su nacionalidad, Fernando Vallejo se refirió a su país natal en los siguientes términos: señaló que "esa mala patria de Colombia" ya no es la suya. "(...) y no quiero volver a saber de ella. Lo que me reste de vida lo quiero vivir en México y aquí me pienso morir", señaló el escritor.

"De pequeño descubrí que Colombia era un país asesino, el más asesino de todos, luego me di cuenta que era un país atropellador y mezquino y ahora con la reelección de Uribe descubrí que era un país imbécil" y ahí "solicité mi nacionalización en México, que me dieron la semana pasada", precisó Vallejo en el escrito, firmado en México y fechado el 6 de mayo de 2007.
En octubre de 2007 afirmó que comenzaría los trámites para retomar la nacionalidad colombiana. Según explicó Vallejo posteriormente, su renuncia a la nacionalidad colombiana se dio a raíz de la denuncia que interpuso un grupo de civiles contra él y el director de la revista SoHo por escribir un artículo que los demandantes consideraban como un insulto a la religión. En primera instancia, un juez había decidido que el director de la revista Daniel Samper Ospina y el escritor debían ir a la cárcel, por lo que Vallejo decidió iniciar los trámites para obtener la nacionalidad mexicana, porque consideraba una infamia la condena y no pensaba someterse a ella. La decisión fue apelada por la revista y un año más tarde se resolvió el asunto, pero el trámite para la nacionalización en México seguía su curso y una de las condiciones era firmar un papel donde renunciaba a la nacionalidad colombiana.

Sus obras:


Vallejo ha sido destacado mundialmente como novelista. Sin embargo, además de nueve novelas (cinco de las cuales conforman un ciclo autobiográfico), ha publicado tres libros de ensayos, una gramática del lenguaje literario y dos biografías de poetas colombianos (José Asunción Silva y Porfirio Barba-Jacob). Su actividad como director y cinematógrafo, anterior a toda su obra literaria, dejó tres películas, dos de tema colombiano, pero producidas en México.
Fernando Vallejo es autor de una autobiografía, El río del tiempo, compuesta por cinco libros. El primero, Los días azules (1985), refleja varios episodios de la infancia del autor en los escenarios de la finca de sus abuelos (Santa Anita) y el tradicional barrio Boston de Medellín. En El fuego secreto (1987), explora como adolescente los caminos de la droga y la homosexualidad en Medellín y Bogotá. Las entregas siguientes, Los caminos a Roma (1988) y Años de indulgencia (1989), narran sus experiencias en Europa, especialmente en Roma, y en Nueva York. El quinto volumen de El río del tiempo, Entre fantasmas, apareció en 1993 y comprende los años en que ha residido en Ciudad de México, donde vive desde 1971. Vallejo es autor de la biografía del poeta antioqueño Miguel Angel Osorio, mejor conocido como Porfirio Barba Jacob. Titulada El Mensajero (1987), es el producto de más de diez años de constante y rigurosa investigación por Colombia, Centroamérica y México. En 1994 publicó una novela fuera de su ciclo biográfico, La virgen de los sicarios, sobre la violencia del narcotráfico en Medellín. Fue llevada al cine por Barbet Schroeder recibiendo críticas encontradas. Ganó el Premio Rómulo Gallegos, uno de los más prestigiosos de la lengua española, en 2003, por El desbarrancadero. En medio de alusiones autobiográficas y con la inaudita fuerza de un lenguaje descarnado, Vallejo describe en esta obra la enfermedad y la muerte de su hermano Darío, presentando reflexiones sobre los temas de la enfermedad (el sida concretamente), la crisis de la familia, la violencia cotidiana y la iglesia católica como mal social. En La rambla paralela (2002) un cadáver ambulante circula alucinadamente por una Barcelona asfixiada por el calor y que en la voz del narrador se confunde con Medellín y México, por medio de una prosa llena de furia y nostalgia, donde se funden en uno pasado, presente y futuro. En Mi hermano el alcalde (2004), inspirándose en la figura de su hermano Carlos, alcalde del municipio de Támesis, en Antioquia, describe irónica pero festivamente los rituales electorales sudamericanos: promesas irrealizables, votos comprados, electores "fantasmas" y compadrazgos. Tras luchar a brazo partido con su ingénita honradez, el protagonista es elegido alcalde y su gestión, saturada de problemas económicos y judiciales, redunda en un gran progreso para la ciudad.
Como cineasta, escribió y dirigió en México dos películas sobre la violencia en Colombia: Crónica Roja (1977) y En la tormenta (1980). Un tercer film "La derrota" (1984) coescrito con Kado Kostzer significó su último trabajo como director.
En 1985 Procultura publicó su edición de la Poesía completa de Porfirio Barba-Jacob. Para el año 1995 publica el resultado de su extensa pesquisa tras el recuerdo de quien fuera uno de los grandes poetas colombianos, José Asunción Silva; esta biografía, llamada Almas en pena, chapolas negras, describe el desfalco financiero del poeta y refleja, con todo éxito, el ambiente bogotano para finales del siglo XIX. La mayor parte de sus novelas tienen por escenario Colombia y sus temas recurrentes son la violencia, la homosexualidad, la adolescencia, la drogas y la muerte.
Vallejo también ha cultivado el ensayo: en 1983, el Fondo de Cultura Económica publicó en México Logoi. Una gramática del lenguaje literario, un ambicioso proyecto investigativo sobre la escritura literaria, en el que resaltan puntos de vista originales y críticos sobre el lenguaje, su uso y sus límites; en La tautología darwinista (1998) intenta refutar la teoría darwinista de la selección y adaptación como causas de la evolución, que acepta pero teniendo como causa exclusiva las modificaciones que aleatoriamente pueden producirse en el ADN a nivel molecular, sin intervención ni influjo del medio ambiente ni de ninguna causa exterior.
Como narrador ofrece una visión insolente, iconoclasta, negra y profundamente pesimista del mundo. Su estilo es áspero y vigoroso y en conjunto representa una de las cumbres de la actual narrativa colombiana. Un ensayo más, el Manualito de imposturología física (2005), ofrece una discusión, en forma de sátira, de las construcciones teóricas de la física; en la voz de un erudito narrador, Vallejo acusa de impostores a los máximos representantes de la física con la ayuda de la 'imposturología', una ciencia de la impostura inventada por él. Su publicación más reciente, La puta de Babilonia (2007), es un ensayo histórico extenso y prolijo, en el que Vallejo expone una muy bien documentada crítica al cristianismo y la Iglesia Católica. Él la ha definido como un prontuario de crímenes del Vaticano.


Fernando Vallejo resalta la tradición contestataria de la intelectualidad antioqueña, prosiguiendo a nombres como el mismo Barba-Jacob y Fernando González.



martes, 8 de marzo de 2011

Sigmund Freud (1856-1939)

"EL FILÓSOFO MÉDICO" 

  • "...no es el miedo, para el cual falta todo pretexto, sino impulsos egoístas y hostiles,a los que el amor común de Cristo hacia todos los hombres había impedido antes manifestarse. Pero aun durante el reinado de Cristo hay individuos hay individuos que se hallan fuera de tales lazos afectivos: aquellos que no forman parte de la comunidad de los creyentes, no aman a Cristo ni son amados por él. Por este motivo, toda religión... ha de ser dura y sin amor para con todos aquellos que no pertenezcan a ella. En el fondo, toda religión es una tal religión de amor para sus fieles y en cambio, cruel e intolerante para aquellos que no la reconocen". 
  • "La multitud es extraordinariamente influenciable y crédula. Carece de sentido crítico y lo inverosímil no existe para ella. Piensa en imágenes que se enlazan unas a otras asociativamente, como en aquellos estados en los que el individuo da libre curso a su imaginación sin que ninguna instancia racional intervenga para juzgar hasta qué punto se adaptan a la realidad sus fantasías. Los sentimientos de la multitud son siempre simples y exaltados. De este modo, no conoce dudas ni incertidumbres". 

  • "...las multitudes no han conocido jamás la sed de la verdad. Demandan ilusiones, a las cuales no pueden renunciar. Dan siempre la preferencia a lo irreal sobre lo real, y lo irreal actúa sobre ellas con la misma fuerza que lo real... Este predominio de la vida imaginativa y de la ilusión sustentada por el deseo insatisfecho..."


BIOGRAFÍA:

Nació en Freiberg (Moravia), se trasladó a Viena a los cuatro años de edad. En esta última ciudad realizó casi todos sus estudios y trabajos. Estuvo también durante algún tiempo (1885-1886) en París, estudiando con J. M. Charcot. Interesado por los fenómenos histéricos y por la aplicación del hipnotismo a los mismos, Freud presentó, en 1895, los resultados de las investigaciones sobre la histeria realizadas en colaboración con Josef Breuer. Estas investigaciones han sido consideradas a veces como una primera versión del ulterior psicoanálisis. Sin embargo, el psicoanálisis —primero como método y luego como doctrina— se perfiló únicamente cuando el abandono del procedimiento hipnótico condujo a Freud a su terapéutica de la descarga psíquica y a su doctrina del impulso sexual enmascarado y reprimido. Los trabajos de Freud se multiplicaron a partir de 1900. En 1906 empezaron a trabajar con Freud varios psicólogos que luego se hicieron famosos: Eugen Bleuler (1857-1939), C. G. Jung y Alfred Adler principalmente. En 1908 se fundó el Jahrbuch für psychoanalytische und psychopathologische Forschungen, y en 1910 la Asociación psicoanalítica internacional (de la que Jung fue el primer Presidente). Desde entonces el psicoanálisis se difundió rápidamente por todos los países. Los dos más importantes discípulos de Freud, Jung y Adler, se separaron de su maestro hacia 1912 para fundar sus propias escuelas psicoanalítícas; aunque en muchos respectos distintas de las freudianas se basan, sin embargo, en un grupo de ideas fundamentales propuestas por Freud. Éste amplió luego el psicoanálisis a la explicación de los fenómenos culturales. Si bien muchas de estas ampliaciones son rechazadas, el psicoanálisis ha influido considerablemente en otros campos, además del médico y psiquiátrico. Freud huyó de Austria en 1938, al ser ocupado el país por los nacionalsocialistas, y encontró refugio en Londres, cuando Viena ya no era un sitio seguro para un judío y más aún de la talla del famoso Freud. Poco más tarde murió de un cáncer maxilobucal del que había sufrido desde hacía 20 años. 







jueves, 3 de marzo de 2011

Ayn Rand - Alisa Zinovievna Rosenbaum (1905 - 1982)

Ayn Rand: "La Filósofa"

«El hombre que no hace más que labor física consume el valor material equivalente a su propia contribución al proceso de producción y no deja más valor ni para sí mismo ni para otros. Pero el hombre que produce una idea en cualquier campo de empeño racional el hombre que descubre un nuevo conocimiento- es el permanente benefactor de la humanidad...».

"Estoy parado aquí en la cumbre de la montaña. Levanto mi cabeza y abro mis brazos. Éste, mi cuerpo y espíritu, éste es el final de mi búsqueda. Yo quise saber el significado de las cosas. Yo soy el significado. Yo quise encontrar la justificación de la existencia. No necesito justificación para existir, ni ninguna palabra de permiso para hacerlo. Yo soy la justificación y el permiso".

"¿Qué es mi felicidad si todas las manos, incluso las sucias, pueden penetrarla? ¿Qué es mi sabiduría si incluso los tontos pueden mandarme? ¿Qué es mi libertad, si todas las criaturas, incluso el torpe y el impotente son mis amos? ¿Qué es mi vida si se reduce simplemente a hacer reverencias, estar de acuerdo y obedecer?"


BIOGRAFÍA:

Ayn Rand (Alisa Zinovievna Rosenbaum) nació el 2 de febrero de 1905 en San Petersburgo (Rusia), siendo la mayor de tres hermanas de una familia judía, cuyos padres no eran practicantes de esta religión. Desde muy joven sintió un fuerte interés por la literatura y por el arte cinematográfico, empezando a escribir novelas y guiones a los 7 años. Leyó las novelas de Alejandro Dumas, Walter Scott y otros escritores románticos, expresando un apasionado entusiasmo por el movimiento romántico. Descubrió a Víctor Hugo a los trece años, quedando prendada por sus novelas. Aprendió francés gracias a su madre, y estudió Filosofía e Historia en la Universidad de San Petersburgo.
En 1924 inició estudios en el Instituto Estatal de Artes Cinematográficas, ya que su ambición personal era la escritura de los guiones cinematográficos. Allí siguió escribiendo historias cortas, guiones y anotaciones esporádicas en su diario, en el que expresó ideas intensamente anti-soviéticas. Descubrió también en la Universidad a Nietzsche, de quien apreció mucho su exaltación de lo heroico y del individuo heroico, aunque años más tarde criticó fuertemente lo irracional de la filosofía de Nietzsche. Su mayor influencia fue Aristóteles, al que consideraba el mayor filósofo del mundo, apreciando en especial su Órganon (‘Lógica’).
Ayn Rand detestaba a Rusia, y más aún desde la revolución de 1917, que había expropiado a su padre su negocio de farmacia y empeorado aún más sus condiciones de vida. Conociendo Nueva York por las películas estadounidenses, Ayn Rand tenía muy claro que quería emigrar a los Estados Unidos. Años más tarde escribió "Los que vivimos", un relato de primera mano de esos años y de la atmósfera de la Rusia de entonces, sobre el cual dijo «es lo más cercano a una autobiografía que haya escrito nunca».
A finales de 1925, Ayn Rand consiguió un visado para abandonar el país y visitar a parientes suyos ya establecidos en Estados Unidos a donde llegó en febrero de 1926, con 21 años.
Ayn estuvo un tiempo en casa de sus parientes en Chicago. Más tarde se trasladó a Hollywood donde aceptó cualquier tipo de trabajo para pagar sus gastos básicos.
Casualmente, conoció allí a Cecil B. DeMille, que se interesó por esta rusa recién llegada a Estados Unidos y fascinada por el mundo del cine. Cecil B. DeMille le mostró el funcionamiento básico de un estudio de cine y le ofreció trabajo como extra, que Ayn Rand aceptó, apareciendo así de forma visible entre los extras en el metraje definitivo de Rey de reyes (metraje visible en el documental en el DVD Ayn Rand, a sense of life). En el rodaje de la película conoció, además, al que sería su marido el resto de su vida: el también actor Frank O´Connor, con quien se casó en 1929.
En 1931 Ayn Rand adquirió el estatus de ciudadana naturalizada de los Estados Unidos de América.
En 1936, escribe: «Llámenlo destino o ironía, pero yo nací, entre todos los países de la Tierra, en el menos conveniente para una fanática del individualismo: Rusia. Decidí ser escritora a la edad de nueve años, y todo lo que he hecho se ha circunscrito en tal propósito. Soy estadounidense por elección y convicción. Vine al mundo en Europa, pero emigré a los Estados Unidos de América porque éste era el país donde una podía sentirse totalmente libre para escribir».
Ayn Rand estaba muy satisfecha de ser ciudadana estadounidense, y en 1973 dijo en una conferencia que dio en West Point: «Puedo decir, y no como un mero patrioterismo, sino con el conocimiento completo de las necesarias raíces metafísicas, epistemológicas, éticas, políticas y estéticas, que los Estados Unidos de América es el más grande, noble y, en sus principios fundadores originales, el único país moral en la historia del mundo».
Ayn Rand murió en 1982. Está enterrada junto a su marido en el cementerio de Valhalla (Estado de Nueva York).

¿ Que es mi sabiduría si hasta los tontos pueden mandarme? ¿Qué es mi libertad sí todas las criaturas, incluso las deformes y las impotentes, son mis amos? ¿Qué es mi vida si debo inclinarme, estar de acuerdo y obedecer? Pero YO he terminado con este credo de corrupción. YO he terminado con el monstruo del "nosotros", la palabra de servidumbre, de pillaje, de miseria de falsedad y vergüenza. Y ahora YO veo la faz de dios, y YO levanto este dios sobre la tierra, Este dios que los hombres han buscado desde que los hombres comenzaron a existir, Este dios que le concederá felicidad paz y orgullo.
Este dios, esta palabra: yo


Sus obras más importantes a continuación:
This is 4u stranger (English):
"Anthem" (audiobook-human voice)

Timoteo 2:11 "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio".

martes, 1 de marzo de 2011

Howard Phillips Lovecraft (1890 - 1937)

Howard Phillips Lovecraft: "El Misántropo"

"No soy el único en ver un problema realmente serio para el esteta sensible que quiera mantenerse vivo en medio de las ruinas de la civilización tradicional. De hecho, en el hombre moderno interesado por lo creativo es tan general una actitud de alarma, dolor, disgusto, retroceso y estrategia defensiva, que muchas veces he intentado permanecer callado por temor a que mi sentimiento personal pudiera ser confundido con un sentido de imitación afectada...".

"¡Nunca pasa nada! Quizá este es el motivo de que mi fantasía salga a explorar extraños y terribles mundos... Mi vida cotidiana es una especie de letargo desdeñoso, desprovisto por igual de virtudes y de vicios. No soy de este mundo, sino un espectador de él, divertido y algunas veces disgustado. Detesto la raza humana, sus apariencias y concupiscencias. Para mí la vida es un arte delicado... aunque creo que el universo es un caos sin sentido desprovisto de valores últimos"


Autobiografía 

ALGUNAS NOTAS SOBRE ALGO QUE NO EXISTE 

por H. P. Lovecraft (1890-1937)



Para mí, la principal dificultad al escribir una autobiografía es encontrar algo importante que contar. Mi existencia ha sido reservada, poco agitada y nada sobresaliente; y en el mejor de los casos sonaría tristemente monótona y aburrida sobre el papel.
Nací en Providence, R.I. -donde he vivido siempre, excepto por dos pequeñas interrupciones- el 20 de agosto de 1890; de vieja estirpe de Rhode Island por parte de mi madre, y de una línea paterna de Devonshire domiciliada en el estado de Nueva York desde 1827.
Los intereses que me llevaron a la literatura fantástica aparecieron muy temprano, pues hasta donde puedo recordar claramente me encantaban las ideas e historias extrañas, y los escenarios y objetos antiguos. Nada ha parecido fascinarme tanto como el pensamiento de alguna curiosa interrupción de las prosaicas leyes de la Naturaleza, o alguna intrusión monstruosa en nuestro mundo familiar por parte de cosas desconocidas de los ilimitados abismos exteriores.
Cuando tenía tres años o menos escuchaba ávidamente los típicos cuentos de hadas, y los cuentos de los hermanos Grimm están entre las primeras cosas que leí, a la edad de cuatro años. A los cinco me reclamaron "Las mil y una noches", y pasé horas jugando a los árabes, llamándome «Abdul Alhazred», lo que algún amable anciano me había sugerido como típico nombre sarraceno. Fue muchos años más tarde, sin embargo, cuando pensé en darle a Abdul un puesto en el sigloVIII y atribuirle el temido e inmencionable "Necronomicon".
Pero para mí los libros y las leyendas no detentaron el monopolio de la fantasía. En las pintorescas calles y colinas de mi ciudad nativa, donde los tragaluces de las puertas coloniales, los pequeños ventanales y los graciosos campanarios georgianos todavía mantienen vivo el encanto del siglo XVIII, sentía una magia entonces y ahora difícil de explicar. Los atardeceres sobre los tejados extendidos por la ciudad, tal como se ven desde ciertos miradores de la gran colina, me conmovían con un patetismo especial. Antes de darme cuenta, el siglo XVIII me había capturado más completamente que al héroe de Berkeley Square; de manera que pasaba horas en el ático abismado en los grandes libros desterrados de la biblioteca de abajo y absorbiendo inconscientemente el estilo de Pope y del Dr. Johnson como un modo de expresión natural. Esta absorción era doblemente fuerte debido a mi frágil salud, que provocó que mi asistencia a la escuela fuera poco frecuente e irregular. Uno de sus efectos fue hacerme sentir sutilmente fuera de lugar en el período moderno, y pensar por lo tanto en el tiempo como algo místico y portentoso donde todo tipo de maravillas inesperadas podrían ser descubiertas.
También la naturaleza tocó intensamente mi sentido de lo fantástico. Mi hogar no estaba lejos de lo que por entonces era el límite del distrito residencial, de manera que estaba tan acostumbrado a los prados ondulantes, a las paredes de piedra, a los olmos gigantes, a las granjas abandonadas y a los espesos bosques de la Nueva Inglaterra rural como al antiguo escenario urbano. Este paisaje melancólico y primitivo me parecía que encerraba algún significado vasto pero desconocido, y ciertas hondonadas selváticas y oscuras cerca del río Seekonk adquirieron una aureola de irrealidad no sin mezcla de un vago horror. Aparecían en mis sueños, especialmente en aquellas pesadillas que contenían las entidades negras, aladas y gomosas que denominé «night-gaunts» [espectros nocturnos o alimañas descarnadas].
Cuando tenía seis años conocí la mitología griega y romana a través de varias publicaciones populares juveniles, y fui profundamente influido por ella. Dejé de ser un árabe y me transformé en romano, adquiriendo de paso una rara sensación de familiaridad y de identificación con la antigua Roma sólo menos poderosa que la sensación correspondiente hacia el siglo XVIII. En un sentido, las dos sensaciones trabajaron juntas; pues cuando busqué los clásicos originales de los cuales se tomaron los cuentos infantiles, los encontré en su mayoría en traducciones de finales del siglo XVII y del XVIII. El estímulo imaginativo fue inmenso, y durante una temporada creí realmente haber vislumbrado faunos y dríadas en ciertas arboledas venerables. Solía construir altares y ofrecer sacrificios a Pan, Diana, Apolo y Minerva.
En este período, las extrañas ilustraciones de Gustave Doré‚ -que conocí en ediciones de Dante, Milton y La balada del Antiguo Marinero- me afectaron poderosamente. Por primera vez empecé‚ a intentar escribir: la primera pieza que puedo recordar fue un cuento sobre una cueva horrible perpetrado a la edad de siete años y titulado «The Noble Eavesdropper» [El noble fisgón]. Este no ha sobrevivido, aunque todavía poseo dos hilarantes esfuerzos infantiles que datan del año siguiente: «The Mysterious Ship» [La nave misteriosa] y «The Secret of the Grave» [El secreto de la tumba], cuyos títulos exhiben suficientemente la orientación de mi gusto.
A la edad de casi ocho años adquirí un fuerte interés por las ciencias, que surgió sin duda de las ilustraciones de aspecto misterioso de «Instrumentos filosóficos y científicos» al final del Webster's Unabrigded Dictionary. Primero vino la química, y pronto tuve un pequeño laboratorio muy atractivo en el sótano de mi casa. A continuación vino la geografía, con una extraña fascinación centrada en el continente antártico y otros reinos inexplorados de remotas maravillas. Finalmente amaneció en mí la astronomía; y el señuelo de otros mundos e inconcebibles abismos cósmicos eclipsó todos mis otros intereses durante un largo período hasta después de mi duodécimo cumpleaños. Publicaba un pequeño periódico hectografiado titulado The Rhode Island Journalof Astronomy, y finalmente -a los dieciséis- irrumpí en la publicación real en la prensa local con temas de astronomía, colaborando con artículos mensuales sobre fenómenos de actualidad para un periódico local, y alimentando la prensa rural semanal con misceláneas más expansivas.
Fue durante la secundaria -a la que pude asistir con cierta regularidad- cuando produje por primera vez historias fantásticas con algún grado de coherencia y seriedad. Eran en gran parte basura, y destruí la mayoría a los dieciocho, pero una o dos probablemente alcanzaron el nivel medio del «pulp». De todas ellas he conservado solamente «The Beast in the Cave» [La bestia de la cueva] (1905) y «The Alchemist» [El alquimista] (1908). En esta etapa la mayor parte de mis escritos, incesantes y voluminosos, eran científicos y clásicos, ocupando el material fantástico un lugar relativamente menor. La ciencia había eliminado mi creencia en lo sobrenatural, y la verdad por el momento me cautivaba más que los sueños. Soy todavía materialista mecanicista en filosofía. En cuanto a la lectura: mezclaba ciencia, historia, literatura general, literatura fantástica, y basura juvenil con la más completa falta de convencionalismo.
Paralelamente a todos estos intereses en la lectura y la escritura, tuve una niñez muy agradable; los primeros años muy animados con juguetes y con diversiones al aire libre, y el estirón después de mi décimo cumpleaños dominado por persistentes pero forzosamente cortos paseos en bicicleta que me familiarizaron con todas las etapas pintorescas y excitadoras de la imaginación del paisaje rural y los pueblos de Nueva Inglaterra. No era de ningún modo un ermitaño: más de una banda de la muchachada local me contaba en sus filas.
Mi salud me impidió asistir a la universidad; pero los estudios informales en mi hogar, y la influencia de un tío médico notablemente erudito, me ayudaron a evitar algunos de los peores efectos de esta carencia. En los años en que debería haber sido universitario viré de la ciencia a la literatura, especializándome en los productos de aquel siglo XVIII del cual tan extrañamente me sentía parte. La escritura fantástica estaba entonces en suspenso, aunque leía todo lo espectral que podía encontrar -incluyendo los frecuentes sueltos extraños en revistas baratas tales como All-Story y The Black Cat-. Mis propios productos fueron mayoritariamente versos y ensayos: uniformemente despreciables y relegados ahora al olvido eterno.
En 1914 descubrí la United Amateur Press Association y me uní a ella, una de las organizaciones epistolares de alcance nacional de literatos noveles que publican trabajos por su cuenta y forman, colectivamente, un mundo en miniatura de crítica y aliento mutuos y provechosos. El beneficio recibido de esta afiliación apenas puede sobrestimarse, pues el contacto con los variados miembros y críticos me ayudó infinitamente a rebajar los peores arcaísmos y las pesadeces de mi estilo. Este mundo del «periodismo aficionado» está ahora mejor representado por la National Amateur Press Association, una sociedad que puedo recomendar fuerte y conscientemente a cualquier principiante en la creación. Fue en las filas del amateurismo organizado donde me aconsejaron por primera vez retomar la escritura fantástica; paso que dí en julio de 1917 con la producción de «La tumba» y «Dagon» (ambos publicados después en Weird Tales) en rápida sucesión. También por medio del amateurismo se establecieron los contactos que llevaron a la primera publicación profesional de mi ficción: en 1922, cuando Home Brew publicó un horroroso serial titulado «Herbert West - Reanimator». El mismo círculo, además, me llevó a tratar con Clark Ashton Smith, Frank Belknap Long, Wilfred B. Talman y otros después celebrados en el campo de las historias extraordinarias.
Hacia 1919 el descubrimiento de Lord Dunsany -de quien tomé la idea del panteón artificial y el fondo mítico representado por «Cthulhu», «Yog-Sothoth», «Yuggoth», etc.- dio un enorme impulso a mi escritura fantástica; y saqué material en mayor cantidad que nunca antes o después. En aquella época no me formaba ninguna idea o esperanza de publicar profesionalmente; pero el hallazgo de Weird Tales en 1923 abrió una válvula de escape de considerable regularidad. Mis historias del período de 1920 reflejan mucho de mis dos modelos principales, Poe y Dunsany, y están en general demasiado fuertemente inclinadas a la extravagancia y un colorismo excesivo como para ser de un valor literario muy serio.
Mientras tanto mi salud había mejorado radicalmente desde 1920, de manera que una existencia bastante estática comenzó a diversificarse con modestos viajes, dando a mis intereses de anticuario un ejercicio más libre. Mi principal placer fuera de la literatura pasó a ser la búsqueda evocadora del pasado de antiguas impresiones arquitectónicas y paisajísticas en las viejas ciudades coloniales y caminos apartados de las regiones más largamente habitadas de América, y gradualmente me las he arreglado para cubrir un territorio considerable desde la glamorosa Quebec, en el norte, hasta el tropical Key Westen, el sur, y el colorido Natchez y New Orleans por el oeste. Entre mis ciudades favoritas, aparte de Providence, están Quebec; Portsmouth, New Hampshire; Salem y Marblehead en Massachusetts; Newport en mi propio estado; Philadelphia; Annapolis; Richmond con su abundancia de recuerdos de Poe; la Charleston del siglo XVIII, St. Augustine del XVI y la soñolienta Natchez en su peñasco vertiginoso y con su interior subtropical magnífico. Las «Arkham» y «Kingsport» que salen en algunos de mis cuentos son versiones más o menos adaptadas de Salem y Marblehead. Mi Nueva Inglaterra nativa y su tradición antigua y persistente se han hundido profundamente en mi imaginación y aparecen frecuentemente en lo que escribo. Vivo actualmente en una casa de 130 años de antigüedad en la cresta de la antigua colina de Providence, con una vista arrobadora de ramas y tejados venerables desde la ventana encima de mi escritorio.
Ahora está claro para mí que cualquier mérito literario real que posea está confinado a los cuentos oníricos, de sombras extrañas, y «exterioridad» cósmica a pesar de un profundo interés en muchos otros aspectos de la vida y de la práctica profesional de la revisión general de prosa y verso. Por qué es así, no tengo la menor idea. No me hago ilusiones con respecto al precario estatus de mis cuentos, y no espero llegar a ser un competidor serio de mis autores fantásticos favoritos: Poe, Arthur Machen, Dunsany, Algernon Blackwood, Walter de la Mare, y Montague Rhodes James. La única cosa que puedo decir en favor de mi trabajo es su sinceridad. Rechazo seguir las convenciones mecánicas de la literatura popular o llenar mis cuentos con personajes y situaciones comunes, pero insisto en la reproducción de impresiones y sentimientos verdaderos de la mejor manera que pueda lograrlo. El resultado puede ser pobre, pero prefiero seguir aspirando a una expresión literaria seria antes que aceptar los estándares artificiales del romance barato.
He intentado mejorar y hacer más sutiles mis cuentos con el paso de los años, pero no logré el progreso deseado. Algunos de mis esfuerzos han sido mencionados en los anuarios de O'Brien y O. Henry, y unos pocos tuvieron el honor de ser reimpresos en antologías; pero todas las propuestas para publicar una colección han quedado en nada. Es posible que uno o dos cuentos cortos puedan salir como separatas dentro de poco. Nunca escribo si no puedo ser espontáneo: expresando un sentimiento ya existente y que exige cristalización. Algunos de mis cuentos involucran sueños reales que he experimentado. Mi ritmo y manera de escribir varían bastante en diferentes casos, pero siempre trabajo mejor de noche. De mis producciones, mis favoritos son «The Colour Out of Space» [El color que cayó del cielo] y «The Music of Erich Zann» [La música de Erich Zann], en el orden citado. Dudo si podría tener algún éito en el tipo ordinario de ciencia ficción.
Creo que la escritura fantástica ofrece un campo de trabajo serio nada indigno de los mejores artistas literarios; aunque uno muy limitado, ya que refleja solamente una pequeña sección de los infinitamente complejos sentimientos humanos. La ficción espectral debe ser realista y centrarse en la atmósfera; confinar su salida de la Naturaleza al único canal sobrenatural elegido, y recordar que el escenario, el tono y los fenómenos son más importantes para comunicar lo que hay que comunicar que los personajes y la trama. La «gracia» de un cuento verdaderamente extraño es simplemente alguna violación o superación de una ley cósmica fija, una escapada imaginativa de la tediosa realidad; por lo tanto son los fenómenos más que las personas los «héroes» lógicos. Los horrores, creo, deben ser originales: el uso de mitos y leyendas comunes es una influencia debilitadora. La ficción publicada actualmente en las revistas, con su orientación incurable hacia los puntos de vista sentimentales convencionales, estilo enérgico y alegre, y artificiales tramas de «acción», no puntuan alto. El mejor cuento fantástico jamás escrito es probablemente «The Willows» [Los sauces] de Algernon Blackwood.
23 de noviembre de 1933

Lovecraft y Cthulhu