"UN BLOG PARA TODOS Y PARA NADIE

Bienvenidos:

Este es un blog dedicado a mí mismo, poco me importa si leen o no mis publicaciones. "Yo soy pretil junto a la corriente. ¡Agárreme el que pueda! Pero yo no soy vuestra muleta".

Sepan que he invertido cierta parte de mi tiempo en elaborar las publicaciones de este blog y si le sirve de provecho a alguien, ¡enhorabuena!

Los creyentes fanáticos e intolerantes no son bienvenidos en este lugar, vayan a arrojar sus inmundicias a otra parte (tampoco responderé a sus tonterías), pues yo "sé que me cortaron las alas, mas eso no me impedirá elevarme por encima del cielo".

Los predicadores de cualquier índole religiosa, son mis enemigos, y con esto no me refiero a las víctimas de la religión ni a los cristianos liberados, quienes creen en dios según su capricho; tampoco a los que no leen o interpretan las "sagradas" escrituras según su conveniencia. Tengo aún menos consideración por quienes asisten a "retiros espirituales" y "misas" con el único fin de "evangeligar". Estos no son mis enemigos, a lo mucho son comediantes de la "divinidad".

Recomiendo a mi reducido número de lectores un poco de paciencia, ya que encontrarán algunas publicaciones extensas. "¡No arrojes al héroe que hay en tu alma! ¡Conserva santa tu más alta esperanza!"

Por último, quiero proclamar, en nombre del conjunto gregario humano, lo siguiente:

"Creo en la redención de la humanidad: la detonación de la bomba del juicio final".

sábado, 25 de junio de 2011

PAUL HEINRICH DIETRICH, BARON DE HOLBACH (1725-1789)


PAUL HEINRICH DIETRICH, BARON DE HOLBACH: "EL BLASFEMADOR"

  • Comencemos por admitir la necesidad de examinar la religión y de someter sus opiniones al tribunal de la razón; estaréis de acuerdo en el hecho de que el cristianismo puede soportar este examen, y que a los ojos del sentido común no parece sino un conglomerado de absurdos, de fábulas alocadas, de dogmas insensatos, de ceremonias pueriles, de dogmas usurpados a los caldeos, a los egipcios, a los fenicios, a los griegos y a los romanos. En una palabra, confesad que este sistema religioso no es mas que el producto informe de casi todas las antiguas supersticiones engendradas por el fanatismo oriental y, debidamente modificadas por las circunstancias, el tiempo, los intereses, los caprichos o los prejuicios de aquellos que mas tarde han presumido de inspirados, de enviados de Dios o de intérpretes de sus nuevas voluntades.
  • Vos no giráis, señor, entre aquellos pensadores pusilánimes que creen que la verdad sea capaz de perjudicar: ésta no perjudica sino a quienes engañan a los hombres y será siempre útil al resto de la humanidad. Todo os habrá llevado, desde hace largo tiempo, a la convicción de que todos los males con que nuestra especie es afligida solo provienen de nuestros errores, de nuestros intereses mal entendidos, de nuestros prejuicios, de las ideas falsas que aplicamos a los objetos.

 SU VIDA:

Nació en Heidesheim, en el Pfalz (Palatinado). A los doce años de edad se trasladó a Paris. Después de estudiar en París y en Leyden se trasladó de nuevo a la capital francesa y allí residió hasta el final de su vida. Su sólida situación financiera le permitió dedicarse por entero al estudio y a la actividad literaria; llamado a veces "Mecenas de los filósofos", reunió en su mansión de París a casi todos los intelectuales de nota, y en particular a los "enciclopedistas". Rousseau, que luego rompió con él, lo pintó en La nouvelle Eloïse como Wolmar, el marido de Julie. D'Holbach tradujo obras del alemán, del francés y del latín (incluyendo la obra de Hobbes sobre el hombre y numerosos trabajos para la Encyclopédie). Escribió, además, numerosas obras, casi todas ellas de carácter "radical" y con insistencia en la crítica de las creencias cristianas y de los sacerdotes católicos. Su bestia negra fueron los prejuicios de toda clase, religiosos, sociales, éticos y políticos. Su ideal fue la ciencia o, mejor dicho, la sustitución de todas las ideas acerca del universo por la visión del "mundo mecánico" de Newton. Los únicos "dioses" de d'Holbach fueron, junto con la Ciencia, la Naturaleza y la Razón. La filosofía de Holbach, tal corno la expone en su obra capital, es enteramente naturalista y materialista y a veces hilozoísta. Sólo hay una realidad: la materia, organizada en la Naturaleza y poseedora por sí misma, y sin ninguna causa extramaterial, de movimiento. Todos los acontecimientos en la Naturaleza se hallan estrictamente determinados; no sólo no hay Providencia de ninguna clase, mas tampoco hay azar. Los diferentes tipos de movimientos que se observan en la Naturaleza son sólo distintos modos de ser de la materia. Sólo hay Naturaleza, y en ésta hay sólo materia y movimiento, y una sucesión rigurosa de causas y efectos. La materia se explica por sí misma y no debe buscarse nada tras ella. Los seres orgánicos están compuestos de elementos inorgánicos organizados de distinto modo que los seres inanimados. No sólo debe eliminarse la Providencia, mas también toda Causa primera; d'Holbach combate a la vez el teísmo y el deísmo y se adhiere sin vacilar a un ateísmo completo. La Naturaleza no tiene ninguna finalidad ni posee tampoco ninguna "inteligencia". La Naturaleza es inteligible y racional, pero sólo en el sentido de poder ser comprendida. El hombre es simplemente una parte de la Naturaleza. Puede entender esta última, pero no mediante la razón (especulativa), sino sólo por medio de las impresiones sensibles causadas por el movimiento de la materia. Cuando se entiende de este modo la Naturaleza, la materia, el movimiento y el modo de conocer, se obtiene lo que d'Holbach busca en último término: la completa liberación del temor del temor a los dioses y a los sacerdotes, a los reyes y a los tiranos. En un sentido parecido al de Lucrecio, d'Holbach funda su moral en el conocimiento de la Naturaleza. Cuando se sabe que no hay distinción entre lo físico y lo moral, se comprende que el odio y el amor puedan ser concebidos como formas de movimiento análogos a la repulsión y a la atracción. El hombre persigue dondequiera la tranquilidad y el placer. Pero como el individuo no sería feliz si no lo fuera también la sociedad hay que luchar para que todos los hombres participen de ese movimiento de liberación del temor y de la superstición. Sólo cuando los hombres estén completamente persuadidos de la necesidad de eliminar todos los fantasmas que los han perseguido, conseguirán ser justos, bondadosos y pacíficos: la justicia, la bondad y la paz son una consecuencia del conocimiento de "la Verdad". 



 "El cristianismo desvelado"

http://www.megaupload.com/?d=EML0Y7OC

This audiobook is 4u stranger:

"Good Sense" audiobook (english)

No hay comentarios:

Publicar un comentario