"UN BLOG PARA TODOS Y PARA NADIE

Bienvenidos:

Este es un blog dedicado a mí mismo, poco me importa si leen o no mis publicaciones. "Yo soy pretil junto a la corriente. ¡Agárreme el que pueda! Pero yo no soy vuestra muleta".

Sepan que he invertido cierta parte de mi tiempo en elaborar las publicaciones de este blog y si le sirve de provecho a alguien, ¡enhorabuena!

Los creyentes fanáticos e intolerantes no son bienvenidos en este lugar, vayan a arrojar sus inmundicias a otra parte (tampoco responderé a sus tonterías), pues yo "sé que me cortaron las alas, mas eso no me impedirá elevarme por encima del cielo".

Los predicadores de cualquier índole religiosa, son mis enemigos, y con esto no me refiero a las víctimas de la religión ni a los cristianos liberados, quienes creen en dios según su capricho; tampoco a los que no leen o interpretan las "sagradas" escrituras según su conveniencia. Tengo aún menos consideración por quienes asisten a "retiros espirituales" y "misas" con el único fin de "evangeligar". Estos no son mis enemigos, a lo mucho son comediantes de la "divinidad".

Recomiendo a mi reducido número de lectores un poco de paciencia, ya que encontrarán algunas publicaciones extensas. "¡No arrojes al héroe que hay en tu alma! ¡Conserva santa tu más alta esperanza!"

Por último, quiero proclamar, en nombre del conjunto gregario humano, lo siguiente:

"Creo en la redención de la humanidad: la detonación de la bomba del juicio final".

martes, 16 de agosto de 2011

LA PRÁCTICA GUERRERA POR F. NIETZSCHE



Por naturaleza soy belicoso. Atacar forma parte de mis instintos. Poder ser enemigo presupone tal vez una naturaleza fuerte; en cualquier caso es lo que ocurre en toda naturaleza fuerte. Ésta necesita resistencias y, por lo tanto, busca la resistencia: el pathos agresivo forma parte de la fuerza con igual necesidad con que el sentimiento de venganza y de rencor forma parte de la debilidad. La mujer, por ejemplo, es vengativa: esto viene condicionado por su debilidad, lo mismo que viene condicionado por ella su excitable sensibilidad para la indigencia ajena.

Mi relación con los seres humanos constituye para mí un reto considerable a mi paciencia.

Mi humanitarismo no consiste en simpatizar con el hombre tal y como éste es en realidad, sino en soportar el hecho de experimentar dicho sentimiento. Mi humanitarismo me obliga a estar constantemente venciéndome a mí mismo.

La fortaleza del agresor se mide, en cierto modo, por los adversarios que necesita; crecer es buscar un adversario -o un problema- más poderoso.

La cuestión no está en superar las resistencias en general, sino en superar aquéllas frente a las cuales hemos de recurrir a toda nuestra fuerza, a toda nuestra agilidad y a toda nuestra maestría en el dominio de las armas; en vencer a adversarios que sean iguales a nosotros.

La primera condición requerida para un duelo honrado es la igualdad con el enemigo".

No podemos luchar contra los que despreciamos; no debemos luchar con quién está a nuestras órdenes, con quien sabemos que se halla por debajo de nosotros.

Mi práctica guerrera se reduce a cuatro principios:

  1. Primero, sólo ataco lo que ya cuenta con alguna victoria, y a veces, espero que la consiga.
  2. Segundo, sólo ataco cuando me encuentro sin aliados, cuando estoy solo, cuando soy yo el único que se compromete.
  3. Tercero, no ataco nunca a personas; me sirvo sólo de la persona como una poderosa lente de aumento con la que se puede ver una situación general de peligro, que se halla oculta y es difícil de captar.
  4. Cuarto, sólo ataco aquello de lo que está excluida toda disputa personal, toda idea oculta de experiencias dolorosas.

"Para mí, atacar constituye una manifestación de benevolencia y, a veces, de agradecimiento".

"Honro y distingo una cosa o a una persona, al vincularlas con mi nombre. El hecho de que esté a su favor o en su contra, para mí es algo indiferente".

"Si yo hago la guerra al cristianismo, ello me está permitido porque por esta parte no he experimentado ni contrariedades ni obstáculos; los cristianos más serios han sido siempre benévolos conmigo. Yo mismo, adversario de rigueur (de rigor) del cristianismo, estoy lejos de guardar rencor al individuo por algo que es la fatalidad de milenios".

"Soy demasiado curioso, demasiado problemático, demasiado altanero para que me agrade una respuesta burda. Dios es una respuesta burda, una indelicadeza contra nosotros los pensadores; incluso en el fondo no es nada más que una burda prohibición que se nos hace: ¡no debéis pensar!"

"Muy pocos son independientes; éste es un privilegio de los fuertes. Y quién, sin necesidad, trata de serlo, aunque tenga todo el derecho a ello, demuestra no sólo que es fuerte, sino sumamente temerario".


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