- "Para que las cosas sean concebidas por nosotros, debemos conocer sus esencias; por ejemplo, si son corpóreas o incorpóreas. Y también sus formas; pues nadie podría concebir un caballo si antes no se instruyó sobre la forma del caballo. Ademas, la cosa concebida debe concebirse (situada) en algún lugar. Ahora bien, puesto que entre los dogmáticos unos dicen que Dios es corpóreo y otros que incorpóreo, unos que es antropomorfo y otros que no, unos que esta en algún lugar y otros que no, y de los que dicen que esta en algún lugar unos dicen que esta en el Mundo y otros que fuera, ¿cómo podremos asumir la idea de Dios no teniendo acordada su esencia ni su forma ni el lugar donde podría estar? Pónganse pues de acuerdo y digan de forma unánime que Dios es tal o cual; pretendan después, cuando así nos lo hayan esbozado, que nosotros asumamos la idea de Dios. Pero en tanto discuten sin acuerdo posible, no tenemos en que ponernos de acuerdo con ellos".
BIOGRAFÍA:
Nació en Grecia, vivió en Alejandría y Roma y se consideró a sí mismo como representante de la tradición "metódica" —más bien que "escéptica"— de la medicina. Sin embargo, el "metodismo" y el escepticismo médicos eran, como Sexto reconoció, muy afines. Es común, pues, considerar a nuestro autor como uno de los principales representantes del escepticismo antiguo y como uno de los seguidores de las doctrinas de Pirrón y de Enesidemo. En rigor, conocemos las opiniones de los escépticos principalmente por medio de los resúmenes, explicaciones y argumentos en su defensa proporcionados por Sexto en sus obras, las cuales constituyen una de las fuentes capitales para el conocimiento del pensamiento antiguo, pues con el propósito de refutar doctrinas opuestas el citado autor las reproduce o resume con gran frecuencia.
Algunos historiadores inclusive consideran a Sexto principalmente como un compilador — un compilador poco sistemático, pues en sus obras se encuentran toda clase de doctrinas y de argumentos, sin que se preste gran atención a su organización lógica o histórica o sin que el autor se preocupe mucho por distinguir entre argumentos válidos y argumentos escasamente convincentes. Entre los argumentos más conocidos que presenta Sexto se encuentran los llamados Tropos, los argumentos contra el silogismo, contra la
noción de causa y contra la idea de la Providencia.
Los argumentos contra el silogismo consisten esencialmente en declarar que la conclusión silogística representa un círculo vicioso, pues si consideramos el "silogismo": Todos los hombres son mortales; (A) Sócrates es hombre; Sócrates es mortal, (B) advertiremos, según Sexto, que (B) está contenido implícitamente en (A), ya que de lo contrario no podríamos afirmar (A). Los argumentos contra la noción de causa afirman que si la causa es una relación no puede existir objetivamente, sino sólo subjetivamente; además, la causa no puede ser posterior ni simultánea ni anterior al efecto (en este último caso se suprimiría la relación).
En cuanto a la Providencia, Sexto destacaba las antinomias que, a su entender, ofrecía su idea; antinomias cosmológicas (como la imposibilidad de ser Dios finito o infinito) y antinomias morales (como la contradicción entre la perfección divina y la existencia del mal).
Las obras de Sexto que se conservan son los Bosquejos pirrónicos, en tres libros: la obra Contra los dogmáticos, en cinco libros (libros 1 y 2 contra los lógicos; 3 y 4, contra los físicos; 5, contra los éticos); y la obra Contra los profesores (matemáticos), en seis libros (contra los gramáticos, oradores, geómetras, aritméticos, astrólogos, músicos). Se atribuyen a Sexto, pero no se han conservado, un tratado Sobre el alma y unas Notas sobre la medicina.
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